El sábado pasado, los jóvenes y no tan jóvenes peregrinos de la Parroquia de la SAFA nos fuimos a Navalón, al convento de las Hermanitas del Cordero, con la esperanza de prepararnos para la JMJ.
Llegamos al pueblo, donde hicimos una parada para descansar y tomar algo. Luego nos pusimos en camino hacia el convento y cuando lo vimos, esperábamos un convento mucho más grande de lo que nos encontramos. Vimos una capilla, una casa y no mucho más, rodeados de naturaleza y sencillez. Las hermanas nos llevaron a una sala donde había una pintura sobre la Santísima Trinidad. Nos explicaron de qué iba el icono, su contenido y simbolismo y, más tarde, nos fuimos a hacer una Eucaristía.
El presbítero nos dio el testimonio de su conversión y fue muy interesante para todos nosotros.
Después de esto, comimos todos juntos y en cada mesa se puso una hermanita de allí, donde le podíamos hacer preguntas sobre su vida o experiencias que han tenido. Finalmente, después de comer nos reunimos todos en una sala donde ellos, las hermanitas y los hermanitos, nos hablaron de sus experiencias y nos contaron qué hacían realmente en su día a día. También el origen y el porqué de su Carisma, dentro de la Iglesia.
Esta experiencia me ayudó a darme cuenta de que viviendo en sencillez puedes acercarte más a los demás y sobre todo tener una intimidad más profunda con Dios.
Pienso que nunca está de más escuchar experiencias de personas como ellos y ellas, y que, a pesar de que yo no tenía muchas ganas de ir, me alegraron mucho el día.
Ahora voy más preparado para esta JMJ en la que intentaré vivir en sencillez y poder encontrarme con Dios.
Jorge Espinosa.
JUL